Tarde de Domingo
Las horas se deslizan
trémulas y silenciosas
y se deleitan en el plácido
remanso dominical.
Rayos de luz diafána
se cuelan por la ventana,
y la placidez taciturna
los acuna entre débiles ramas.
Un séquito de soledades
se arremolina entre el gentío
y un silencio inconmovible
se impone sobre el ruido.
Una risa de cascabel
resuena en el aire
y antes de que la alcance
se me escurre y cae,como la tarde.
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