domingo, 13 de septiembre de 2009
Fue lo que surgió en un momento, pero se merece estar aca! ;)
Una mesa muy alta
y es que yo era pequeña,
y todas las alturas
sobrepasaban mi cabeza.
Una caricia del sol
que se deslizaba por la puerta,
los juguetes desparramados
y la fantasía dispuesta.
Mezcla de harina y aromas,
sueños y aprendizajes
y transcurrió la infancia
envuelta en esas imágenes.
Un lugar para saborear
desde el alma los afectos,
y en una mística intimidad
acariciar la alegría.
Y tras una cacerola,
con su mágico humo ascendente,
se derraman los recuerdos
con dulzura y clemencia.
Puede ser que las emociones
intensas y valiosas de la vida,
hayan pasado y vuelvan a pasar
una y otra vez por la cocina?
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