jueves, 22 de diciembre de 2016

Salí a caminar, con paraguas ... estaba por llover , es lógico, pero no poético.Al regreso, las gotas se hicieron chaparrón . 
Sin apuro, sin mojarme, sin la certeza de que cuando llegue habrá o no luz, no apuré el paso... simplemente llené los pulmones y el aguacero me jugó una trampa. Retrocedí varias décadas, estaba con mi hermano en una calle que no era esta , en un barrio que no recuerdo , yendo a donde no tengo idea, escapando de mojarnos, porque a esa edad no llevábamos paraguas, y refugiándonos en los portales , en tanto avanzábamos . El mismo olor , la misma imagen, la misma sensación me atrapo al menos por una cuadra. Luego se fue disipando, en pensamientos y preguntas. Han pasado años, el ya no esta, y en el medio de esa etapa toda una vida, los hijos , si , los hijos.... hacen que todo lo anterior sea otra dimensión, la maternidad trasciende la historia de tu vida. 
Pero y la lluvia?? .
Se hizo mas intensa, volví a sentirla en los zapatos húmedos, como hace tantas décadas . Mejor me apuro, aquella vez cada vez llovía mas fuerte ... hasta que paro y pudimos seguir, es verdad , ahora lo recuerdo, y ahora también está parando. Ya pronto llego. 
Puede estar muerto algo que puede olerse, algo que vuelve y se impone? 
La respuesta razonable, si puede. Como lo están los almuerzos de mi infancia en el restaurante de la vuelta, y que vuelven cada vez que prenden su parrilla. Puede , como vuelve la niñez de mis niños a mis sentidos, con olores, y sensaciones de ayer , mas vívidas que si fueran de hoy mismo. La memoria emotiva y los sentidos pueden hacer todo. 
La respuesta poética, nada muere , mientras quien lo recuerde lo mantenga vivo. 
Y yo , que puedo decir, si siempre hago malabares entre la lógica y la poesía, sin soltar el paraguas, para no caer de la fina cuerda, que divide , el sentido común de la lírica.