martes, 8 de junio de 2010

enamorarse


El amenazado (Jorge Luis Borges)




Del libro "El oro de los tigres" 1972

Es el amor. Tendré que ocultarme o que huir.

Crecen los muros de su cárcel, como en un sueño atroz. La hermosa
máscara ha cambiado, pero como siempre es la única. De que me servirán
mis talismanes: el ejercicio de las letras, la vaga erudición, el
aprendizaje de las palabras que uso, el áspero Norte para cantar sus
mares y sus espadas, la serena amistad, las galerías de la Biblioteca,
las cosas comunes, los hábitos, el joven amor d e mi madre, la sombra
militar de mis muertos, la noche intemporal, el sabor del sueño?

Estar contigo o no estar contigo es la medida de mi tiempo.

Ya el cántaro se quiebra sobre la fuente, ya el hombre se levanta
a la voz del ave, ya se han oscurecido los que miran por las ventanas,
pero la sombra n o ha traído la paz.

Es, ya lo se, el amor: la ansiedad y el alivio de oír tu voz, la
espera y la memoria, el horror de vivir en lo sucesivo.

Es el amor con sus mitologías, con sus pequeñas magias inútiles.

Hay una esquina por la que no me atrevo a pasar.

Ya los ejércitos me cercan, las hordas.
(Esta habitación es irreal; ella no la ha visto.)

El nombre de una mujer me delata.

Me duele una mujer en todo el cuerpo.



Esta no es de Borges , es mía y se nota, pero es como mis palabras pueden ver el mismo sentimiento.

De los enamorados...

Palpitante inquietud,
Sed que no se sacia,
Deseo que no se colma,
Alma que no se halla.

Tierna seducción,
Desesperada búsqueda,
trémula expectación,
Extraña cacería.

En permanente
zozobra y tensión,
El corazón navega
aguas lóbregas.

En sutil impostura,
se calza los ornamentos
Para dibujar la fantasía
exaltando lo virtuoso.

Orientada la voluntad
hacia el ser amado,
El sabio se vuelve necio,
y lo temporal, sagrado.