"... Si vienes, por ejemplo, a las cuatro de la tarde; desde las tres yo empezaría a ser dichoso. Cuanto más avance la hora, más feliz me sentiré. A las cuatro me sentiré agitado e inquieto, descubriré así lo que vale la felicidad..."
Antoine de Saint-Exupèry
La tarde se deslizaba lenta
después de la siesta,
y el reloj , misterio aún ignorado,
no era el que tenía la respuesta.
Conocía los hora
por la programación diaria,
y sabía que justo a la mitad
del tercer programa, entrabas.
Y el ansiedad crecía en la dulce
anticipación de la expectativa,
era ese inmenso regocijo
de una niña que a su mamá espera.
Verte llegar era la paz,
la luz, el amanecer en pleno crepúsculo,
y de pronto la seguridad
enmarcaba mi pequeño gran mundo.
Y hoy cuando aguardo que un afecto aparezca,
vuelve a mi esa antelación entrañable
que me hacia vibrar de pequeña,
sin saber de horarios,pero el corazón dispuesto.
Cuando la alegría del encuentro me regocija,
recuerdo el instante en que tu imágen benévola,
cruzaba el umbral de la puerta
y corría a estrecharme en el abrazo tierno .
2 comentarios:
que cosa mas hermosa la que escribiste!!!!!!!!
;0)
gracias clau!!! besitos!! :)
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