Te deslizas silente,apocado,
transcurriendo como al descuido.
Envolviendo el devenir cotidiano,
en el transparente tul del destino.
Arrebatas con soberbia implacable,
la mocedad, la candidez,
la inocente impericia ,
los días del porvenir venturoso.
Y los devuelves transformados,
en juicio y prudencia,
y nos muestras con crudo rigor,
la contemporaneidad de la existencia.
Nos cambias los esquemas,
los placeres , las rutinas,
nos pones de cara a nosotros mismos
y al rumbo de nuestra vida.
Y allí frente a frente ,
tu apurado, inexorable,inclemente,
nosotros asombrados y sencillos,
desprotegidos de toda arrogancia,
Bajamos nuestras cabezas,
para levantar nuestra alma ,
y recordar con franqueza,
que el camino nunca acaba.
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